Prueba de texto

Él no es perfecto. Tu tampoco lo eres. Y ustedes dos nunca serán perfectos. Pero si él puede hacerte reír al menos una vez, te hará pensar dos veces, y si él admite ser humano y cometer errores, no lo dejes ir y dale lo mejor de ti. Él no va a recitarte poesía, él no está pensando en ti en todo momento, pero te dará una parte de el que sabe que podrías romper. No lo lastimes, no lo cambies, y no esperes de él más de lo que puede darte. No analices. Sonríe cuando te haga feliz, grita cuando te haga enojar, y extrañalo cuando no esté. Ama con todo tu ser cuando recibas su amor. Porque no existen los chicos perfectos, pero siempre habrá un chico que es perfecto para ti.

Pandora L. Malfoy escribió:Él no es perfecto. Tu tampoco lo eres. Y ustedes dos nunca serán perfectos. Pero si él puede hacerte reír al menos una vez, te hará pensar dos veces, y si él admite ser humano y cometer errores, no lo dejes ir y dale lo mejor de ti. Él no va a recitarte poesía, él no está pensando en ti en todo momento, pero te dará una parte de el que sabe que podrías romper. No lo lastimes, no lo cambies, y no esperes de él más de lo que puede darte. No analices. Sonríe cuando te haga feliz, grita cuando te haga enojar, y extrañalo cuando no esté. Ama con todo tu ser cuando recibas su amor. Porque no existen los chicos perfectos, pero siempre habrá un chico que es perfecto para ti.

Código:

Él no es perfecto. Tu tampoco lo eres. Y ustedes dos nunca serán perfectos. Pero si él puede hacerte reír al menos una vez, te hará pensar dos veces, y si él admite ser humano y cometer errores, no lo dejes ir y dale lo mejor de ti. Él no va a recitarte poesía, él no está pensando en ti en todo momento, pero te dará una parte de el que sabe que podrías romper. No lo lastimes, no lo cambies, y no esperes de él más de lo que puede darte. No analices. Sonríe cuando te haga feliz, grita cuando te haga enojar, y extrañalo cuando no esté. Ama con todo tu ser cuando recibas su amor. Porque no existen los chicos perfectos, pero siempre habrá un chico que es perfecto para ti.

Spoiler:

Minerva McGonagall nació en las afueras de Caithness, en las Tierras Altas de Escocia, el 4 de octubre de 1935, hija de Robert McGonagall, un ministro presbiteriano Muggle, y su esposa, Isobel Ross, una bruja. Fue la primer hija de la pareja, y fue nombrada así en honor a la abuela de su madre, una bruja inmensamente talentosa. Su nacimiento demostró una alegría y una crisis: Isobel había abandonado el uso de su magia por su amor a Robert, y nunca le habló de sus habilidades mágicas ya que ella tenía miedo de estropear la felicidad de su boda. Minerva, sin embargo, demostraba pequeños pero apreciables signos de magia desde sus primeros horas. Como una niña, Minerva no tenía control de su magia, y por lo tanto ella inadvertidamente Convocaba juguetes que habían sido dejados en los estantes superiores de su catre, hizo que el gato de la familia cumpliera sus órdenes, e hizo que las gaitas de su padre se tocaran a sí mismas, lo que causaba que la bebé Minerva se riera alegremente. Isobel sabía que debía confesar que ella era una bruja y así lo hizo, le explicó todo a Robert y le dijo que estaban obligados por el Estatuto Internacional del Secreto, y que debían ocultar la verdad acerca de sus habilidades mágicas.

Los dos padres permanecieron juntos a pesar de la sorprendente revelación, y tuvieron otros dos hijos, Malcolm y Robert Jr. Ambos revelaron habilidades mágicas en su momento. Minerva entonces, cuando era niña, ayudaba a su madre a ocultar a su padre los accidentes y situaciones embarazosas que sus hermanos causaban por medio de la magia.

En el undécimo cumpleaños de Minerva el 4 de octubre de 1946, recibió su carta de admisión del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, en el momento en que lo dirigía el profesor Armando Dippet. Ahora libre para estar con su clase, y para ejercer sus considerables talentos, Minerva vio como su madre lloró aquel día, no sólo por orgullo, sino por envidia.

Minerva asistió al Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería como alumna entre 1947 y 1954. Durante su clasificación, resultó ser un hatstall: el Sombrero Seleccionador pasó cinco minutos y medio oscilando entre Gryffindor y Ravenclaw antes de decidirse a colocarla en la primera. Minerva fue rápidamente reconocida como la estudiante más sobresaliente de su año con un talento especial para la transformación. La carrera escolar de Minerva diferenciaba por dos años con la de Pomona Sprout, y las dos estudiantes disfrutaron de una relación excelente tanto entonces como en años posteriores.

Para el final del año escolar 1953-1954, su séptimo y último año en el colegio, Minerva había alcanzado un récord impresionante: ella alcanzó las mejores calificaciones en sus T.I.M.Os y EXTASIS, habiendo sido a la vez Prefecta y Premio Anual, y ganó un premio como Prometedora en Transformación. Ella, como Dumbledore, recibió "Sobresaliente" en todos sus T.I.M.Os y de EXTASIS. Habiendo aprendido la Transformación del Profesor Albus Dumbledore, Minerva se convirtió, bajo su guía, en una animaga, una habilidad que fue debidamente inscrita en el Registro de Animagos en el Ministerio de Magia. Minerva también jugó en el equipo de Quidditch de Gryffindor en sus años de estudiante, una mala caída en su último año (una falta durante el partido Gryffindor contra Slytherin que decidiría el ganador de la Copa de Quidditch) la dejó con una conmoción cerebral, varias costillas rotas y un deseo de ver a Slytherin aplastado en el campo de Quidditch para toda su vida.

Después de graduarse de Hogwarts, a Minerva se le ofreció un puesto en el Departamento de Seguridad Mágica del Ministerio de Magia británico. Ella regresó a la mansión de su familia a pasar un verano con su familia antes de mudarse a Londres. Durante estos meses, Minerva, de dieciocho años de edad, conoció a Dougal McGregor, un muggle local, que era el hijo guapo, inteligente y divertido de un granjero local. Minerva cayó perdidamente enamorada de McGregor. Los dos llegaron a conocerse, y, finalmente, McGregor le propuso a Minerva casamiento y ella aceptó. Esa noche, ella fue incapaz de decirle a sus padres de su compromiso. Pensando en su futuro, Minerva se dio cuenta de que casarse con un muggle sería un error ya que seguiría los pasos de su madre y viviría infeliz con su varita encerrada, triturando todas sus ambiciones. Temprano en la mañana siguiente, Minerva fue a decirle a McGregor que ella había cambiado de opinión, y no podía casarse con él. Consciente de que si rompía el Estatuto Internacional del Secreto iba a perder el trabajo en el Ministerio decidió abandonarlo, ya que ella no podía darle ninguna buena razón para su cambio de opinión. Dejó a McGregor devastado y se fue a Londres tres días más tarde.